Es un argumento importante, el de la retención del suelo, a la hora de criticar la escasez de suelo, e incluso el incremento en los precios de la vivienda. Y es que los propietarios que retienen el suelo urbanizable pueden causar algunos problemas al sector inmobiliario. Cuando los propietarios no ponen a disposición el suelo urbanizable para el desarrollo de suelo finalista, la oferta de viviendas en la zona puede disminuir. Esto puede provocar una escasez de viviendas, lo que a su vez puede provocar un aumento en los precios de las viviendas existentes.
Además, los propietarios que retienen el suelo urbanizable también pueden dificultar la planificación urbana y el desarrollo de infraestructuras necesarias, como carreteras, transporte público, instalaciones sanitarias y de educación. También puede haber una falta de inversión en la zona debido a la incertidumbre sobre la disponibilidad de terrenos para la construcción.
Las grandes empresas inmobiliarias y los fondos de inversión pueden adquirir grandes terrenos para el desarrollo de proyectos urbanísticos, a menudo con una gran cantidad de unidades de vivienda. También pueden comprar edificios antiguos para renovarlos y convertirlos en viviendas modernas y de lujo.
En general, los propietarios que retienen el suelo urbanizable pueden tener un impacto negativo en el sector inmobiliario y en la economía en general al restringir el suministro de viviendas y el desarrollo urbano planificado.
En muchos casos, los propietarios que retienen el suelo urbanizable son grandes propietarios de terrenos o fondos de inversión que buscan maximizar su rentabilidad. Estos propietarios pueden tener una estrategia de inversión a largo plazo que implica la retención de terrenos urbanizables en espera de una apreciación del valor de la propiedad o la espera de condiciones favorables del mercado para la construcción de viviendas. Incluso podrían ser capaces de manipular el mercado inmobiliario.
En muchos países, especialmente en zonas urbanas, las grandes empresas y los fondos de inversión están jugando un papel cada vez más importante en el mercado inmobiliario y en la promoción de viviendas. Esto se debe en parte a que estas entidades tienen el capital necesario para invertir en grandes proyectos inmobiliarios y en parte a que están buscando oportunidades para obtener beneficios financieros a largo plazo.
Aunque estos promotores pueden tener ventajas en términos de capital y experiencia en el mercado, también pueden tener efectos negativos en el mercado inmobiliario y en la sociedad en general. Por ejemplo, pueden fomentar la gentrificación y la especulación inmobiliaria, lo que puede llevar a un aumento de los precios de la vivienda y la exclusión de ciertos grupos sociales del mercado. Además, pueden tener menos preocupación por la calidad de vida y las necesidades de la comunidad local, ya que su principal objetivo es maximizar sus beneficios financieros.
En resumen, cada vez dependemos más, en temas tan importantes como la vivienda, de grandes grupos privados que son capaces de poner en marcha o parar la locomotora inmobiliaria.