La vivienda, y de igual modo la ciudad, son un bien imprescindible de carácter eminentemente social que constituye un derecho de la persona humana.

De forma breve, se podría explicar que el problema del suelo urbano en España se debe a la escasez de terrenos disponibles para la construcción de viviendas y otros usos urbanos. Este problema tiene varias causas, como el aumento de la demanda de viviendas en las zonas urbanas, la falta de planificación adecuada por parte de los gobiernos locales y la especulación inmobiliaria.

Uno de los principales factores que contribuyen a resaltar este problema es la especulación inmobiliaria, que ha llevado a la compra y retención de terrenos por parte de inversores que esperan obtener beneficios de su posterior venta. Además de esto, la falta de planificación adecuada por parte de los gobiernos locales ha permitido la construcción de viviendas en áreas no aptas o inadecuadas para la urbanización, como zonas protegidas o zonas con un alto riesgo de inundaciones. Estas no han alcanzado la eficacia deseable quizás por haber sido situados en donde, a juicio superior, debería dirigirse el fenómeno demográfico o el industrial y no allí adonde la realidad de nuestro sistema económico-social ha concentrado rápidamente la población y el trabajo.

No es que la población siga a la preparación del suelo, es que la preparación del suelo le precede.
Otro elemento que ha contribuido al problema del suelo urbano en España es el de la crisis económica de 2008, que tuvo un impacto significativo en el sector inmobiliario. La caída del mercado inmobiliario y la reducción de la construcción de viviendas en España han dejado mucho suelo sin desarrollar.

Para abordar este problema, se han implementado y se implementan medidas como la reforma de la Ley del Suelo, la promoción de la rehabilitación urbana y la limitación de la especulación inmobiliaria. También se han propuesto soluciones a largo plazo, como la mejora de la planificación urbana y la promoción de un modelo de desarrollo urbano más sostenible y equilibrado.

Una demanda creciente, incapaz de satisfacerse en plazo prudente, crea las condiciones necesarias y suficientes para un alza constante de los precios en el sector. No es fácil resolver el problema de la vivienda sin solucionar previamente el del suelo.